Consideremos por un momento la apertura.
La cámara del iPhone 6 tiene una apertura máxima de f2.2. La cámara del Nexus 6, que acaba de anunciarse, tiene una apertura máxima de f2.0. Cualquiera diría que la batalla del momento es la competición por una mayor apertura en las lentes fotográficas. Ved si no lo que han estado haciendo Apple y Google con la f en los últimos cuatro años:
¿Pueden seguir con este juego? Las lentes más luminosas del mercado -carísimas- llegan a f0.95, y las más luminosas de todos los tiempos llegaron a 0.7 (como la Zeiss Planar 50mm usada por Kubrick durante el rodaje de Barry Lindon). No podemos ir mucho más allá. Al igual que ocurre con otras especificaciones, hay límites que no podemos superar.
Pero no importa. Porque en el momento en que un número deje de ser interesante, tendremos otro. Y entonces la apertura, que ha usurpado los megapíxeles, dejará paso a los ISO. O a la velocidad. O a otros factores sobre los que los de márketing puedan hacer palanca para vender más dispositivos a un público que trata como si fuesen los simios de 2001.
La de las especificaciones es una ola fácil de surfear. Se cambia el numerito para ir siempre un paso por delante de la competencia. Así el consumidor piensa que un dispositivo es mejor que otro. Y lo distraes de asuntos más importantes, como la calidad de tus apps o la seguridad del sistema operativo. Hasta que alguien toma tu dispositivo y lo dobla. Y entonces el numerito se rompe.
Por eso, quizá, Apple y Google -e incluyo aquí a los periodistas de gadgets- harían mejor en volver a hablar de software. Que yo sepa, nadie ha conseguido todavía doblar una app.