A una ideología hay que tratarla igual que a una madre: abrázala y acepta sus tuppers, pero no le hagas ni puto caso cuando se pone a hablar mal de tus amigos.
A una ideología hay que tratarla igual que a una madre: abrázala y acepta sus tuppers, pero no le hagas ni puto caso cuando se pone a hablar mal de tus amigos.