La burocracia me molesta, pero se me da bien. Jamás me han rechazado una solicitud o dicho “vuelva usted mañana”. Antes de ir a una ventanilla o enviar un formulario, planifico, acumulo la documentación necesaria, la copio. Luego, pienso en el funcionario de turno y en cómo abrirá mi sobre. Y entonces ordeno cuidadosamente las hojas para construir un frío relato legal, uno que emocione a la administrativa del grupo D que gestionará mi instancia, expediente o queja. Cuando cierro la carpeta, sé que he preparado un informe completo, esencial, aerodinámico casi.
Sí, yo a los funcionarios los seduzco.