Hace unos días, sin comerlo ni beberlo, una persona me abordó en IRC para hablarme de un invento que “revolucionaría el mundo”. Nada menos. Se me rizaron las antenas en un picosegundo.
El invento en cuestión, que la susodicha había descubierto a través de un amigo de un amigo (esos que se disponen en pirámide), se conoce como Motor de Perendev-Bedini. Me pasó un vídeo en el que se observan ruedas de plástico empezar una rotación al cerrarse un par de soportes (supuestamente a causa de la disposición de muchos imanes que se repelen). No se ven detalles del aparato, ni hay diagramas oficiales. Lo que sí hay son varios vídeos sobre el mismo tema – basta con buscar “Perendev”. También hay un blog en español sobre el tema.
Al parecer se trata de un “motor magnético” que produciría “energía infinita”. Lástima que eso no sea posible. Vencer a las leyes de la termodinámica y conseguir un móvil perpetuo ha sido durante siglos uno de los sueños imposibles de inventores caseros de todo el mundo. Y la fuente de ingresos de muchos embusteros profesionales: una búsqueda rápida en el pasado revela que los perpetradores del motor Perendev llevan años pidiendo fondos para el desarrollo y producción a gran escala de su trasto magnetizado. Pero a fecha de hoy siguen sin verse demostraciones sólidas.
En seguida pensé en el Searl Effect Generator y en Steorn, dos de muchos casos de estafa pseudocientífica centrada en el diseño y venta de motores magnéticos. Una treta para sacar cuartos a ciudadanos ingenuos e inversores incautos. Las esperas eternas, las falsas promesas, las discusiones infinitas y el uso de un lenguaje casi mesiánico, que invita a “abrir la mente” (y de paso el bolsillo) son una constante en todos ellos. Los responsables desaparecen de repente, llevándose sumas de dinero irrecuperables. Hay incluso grupos de damnificados. Pero, ay, la persona con la que hablaba no quería entrar en razón. Empezó a descalificarme y tildarme de inquisidor – un clásico.
En mayo de 2006 se presentó una propuesta de patente ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO). Un año después, en la página 4 de la respuesta escrita, la WIPO desechó el motor de Perendev por ser una simple máquina de móvil perpetuo. En la parte más jugosa, declaran que:
The application does not meet the requirements of Article 5 PCT, because it refers to an alleged perpetuum mobile […] A skilled person does not know how rotational energy can be created without input of energy […] The rotational energy is equivalent to the energy input of bringing repelling stator magnets in proximity to rotor magnets [La negrita es mía]
Viene a decir, en román paladino, que la energía generada por el motor es la misma que se gasta para ponerlo en marcha. No se crea energía, sino que ésta sólo pasa de un proceso a otro. Y por el camino se pierde, se convierte en calor, y provoca que la máquina deje de funcionar.
Pero los procesos por los cuales una propuesta de patente se acepta o se rechaza son largos, complejos, y poco conocidos. La gente interpreta una mera propuesta como una patente que ha pasado por el severo escrutinio de las organizaciones internacionales. Si encima no sabe ni una palabra de inglés, como la persona cuyo caso traigo a colación, la caída en el engaño está servida.
Y eso entristece 🙁