– Póngase cómodo…
– ¿Es necesario que me tumbe?
– Sí, forma parte de la terapia.
– Estas comodidades no van conmigo.
– Mmm. Bueno, ¿se acuerda de lo que hablamos en la última sesión?
– Sí. Hablamos de mi hijos.
– Correcto. Comentamos que le rechazaban a usted, que incluso han llegado a odiarle, a identificarle con el peor tipo de persona posible….
– Sí. Su falta de fe me resulta…
– No hace falta que se justifique. Es normal que los hijos, llegada cierta edad, se pongan conflictivos.
– Es todo culpa de su mentor, ese tal Obi Wan.
– ¿Es su tío o algo parecido?
– Algo parecido. Abuelo quizá. No está muy claro. Me jugó una mala pasada, hace unos años.
– Ya lo veo. Bien, ahora vamos a usar una técnica llamada “asociación libre”: yo le digo una palabra y usted me dice la primera palabra que le viene a la cabeza, ¿de acuerdo?
– Me parece una tontería, pero si usted me lo pide…
– Vale, empecemos. Padre.
– Canciller.
– Madre.
– Esclava.
– Umm… maestro.
– Castigo.
– ¿Fuerza?.
– Poder.
– Erm… una más… fuego.
– …
– Ñññggh… ¿podría por favor dejar de apretar mi laringeeeehh?…
– Sí. Disculpe, pero cualquier referencia a esa palabra me pone de los nervios.
– Cof cof cof, lo siento, no volverá a ocurrir, cof cof
– [Señala el terapeuta con el dedo] Más vale que así sea.
– Bueno, sigamos. Hábleme de su padre.
– Nunca lo he conocido. He tenido varios padres. Personas que creía que podían ser mis padres. Pero todos me decepcionaron.
– Interesante. Tal vez eso podría explicar su mala relación con sus hijos.
– ¿Cómo?
– Al no haber tenido nunca un padre, puede que usted no sepa cómo comportarse con ellos…
– …
– ¿Y de su madre? ¿Qué puede decirme?
– La quería mucho. Era esclava, como yo. Pero tuve que dejarla atrás al ser liberado… ese tal Obi Wan se ofreció a ser mi maestro y… perdí a mi madre. Para siempre.
– ¿Qué hace? ¿Por qué sacude el casco?
– Las lágrimas dañan mis circuitos vocales.
– Llorar no es ningún motivo de vergüenza… desahogarse le vendrá bien…
– ¡Eso no es un comportamiento propio de un Sith!
– Ñññgghgh cof cof…. porfavordejemilaringeenpaaazzz….
– Oh. Lo siento… Únete a mí. Juntos…
– Cof cof, no, no, eso no es el camino correcto. Usted intenta transferir sobre su terapeuta el deseo de tener una familia, y de compartir el poder. En realidad eso significa que se siente usted inseguro.
– ¿Qué quiere decir?
– Durante toda su vida ha intentado demostrarle a los demás que usted era algo más que un esclavo… ha querido siempre complacer a su familia putativa. Ganando la carrera de vainas… convirtiéndose en el mejor padawan… venciendo batallas en las Guerras Clon… pero jamás consiguió el más mínimo reconocimiento.
– Los jedi me cansaron. Cumplía grandes hazañas y jamás se alegraban de ello. Es más, me decían “Cuidado, no te vuelvas arrogante; no seas orgulloso; en realidad has hecho muy poco”… Jamás un cumplido. Jamás un premio. Han sido injustos conmigo. Fríos. Distantes. Yo sólo quería un poco de cariño, y se me negó…
– Eso frustra a cualquiera, y por eso ha desarrollado usted una personalidad neurótica y ansiosa por obtener más y más poder. De hecho, no descarto que siga aún en una fase anal…
– …
– Si tuviera aún un aparato excretor en condiciones, claro.
– …
– Sobre el tema del amor… me intriga saber qué opina usted de eso.
– Durante un tiempo amé, sí. Una princesa. Una mujer mayor que yo…
– …una madre. Alguien que le consolara en los momentos difíciles. Que le mimara durante esos duros años de aprendizaje jedi.
– Supongo que sí. Pero yo era sólo un esclavo de Tatooine, y ella venía del rancio abolengo de Naboo. Demasiadas diferencias.
– Quizá. ¿No ha pensado en volver a buscar ese amor perdido? Aún es joven, tiene un buen trabajo, excelentes perspectivas de ascenso…
– Este trabajo es demasiado absorbente. Regir una galaxia exige dedicación y puño de hierro. No tengo tiempo para el amor.
– ¿Ni siquiera una aspiradora? ¿Una máquina para hacer helado? ¿Nada?
– …
– Lo siento. No pretendía ofender. Bueno, se acabó la sesión. La próxima vez profundizaremos sobre el tema sentimental.
– Está bien. ¿Ya puedo levantarme?
– Sí… _Rise!
– …
– Jeje, qué bromista que soy. Sí, levántese, hombre… aquí tiene la cuenta semanal.
– ¿150 euros?
– Sí claro… 50 euros la hora…
– …
– Ññññghghgaaff… nooo… cof… pueeede pagar usted la semaaanaaahh que vienee…
– Eso está mejor. Hasta entonces, pues.
[Darth Vader se da la vuelta histriónicamente, haciendo ondular la sedosa capa negra, y se aleja del despacho a grandes zancadas]