– Buenos días. Usted es Ghazghaz el Destructor, ¿correcto?
– Sí. Urggh.
– ¿Cuál era su profesión?
– Mataba elfos y humanos. Arrrggh.
– Fascinante. ¿Le pagaban bien por ello?
– Urggh.
– A-já. Um… ¿Tiene alguna preferencia especial?
– ¡Los Uruk-Hai no temen la luz del día!
– Comprendo. Así que trabajaría principalmente por la mañana.
– ¡Los Uruk-Hai no temen la luz del día! ¡Jarrr!
– Estupendo, ya lo sé. Deje de batir los puños sobre su pecho, señor Ghazghaz. Gracias. Buen chico.
– Ugh.
– ¿Tiene alguna experiencia en el sector de artículos biomédicos?
– Sé empalar, descuartizar y romper huesos. Urrg.
– Ya veo. Quería comentar unas cuantas cosas con usted sobre su test psicotécnico, señor Ghazghaz…
– ¿Ummr?
– En todas las manchas del test proyectivo usted ha visto “grasa de rata” y “sangre de elfo”. Es, por así decirlo, un cuadro un tanto mórbido y repetitivo. Tememos que pueda… inquietar a nuestros clientes.
– ¡Bwa-ja-ja! ¡Los Uruk-hai son invencibles!
– Deje de romper los bolígrafos y siéntese. Eso es. Veamos… no todo es malo… en el EPQ-R usted ha resultado ser extremadamente poco ansioso, medianamente sociable, y algo creativo. Por lo que veo tiene usted un gran deseo de ser socialmente deseable. ¿Qué opina al respecto?
– Ummmr… yo…. snif.
– Oooh. Tiene usted su corazoncito.
– Barrrh… ¡Los Uruk-Hai tenemos dos!
– Lo que sea. Dos, tres… Lo importante es que usted se comprometa a visitar a nuestros clientes más difíciles y les convenza de que cambiar compañía no resultaría provechoso. ¿Le parece una tarea que pueda usted llevar a cabo de forma efectiva?
– ¡Los Uruk-hai son invencibles!
– Trato hecho, señor Ghazghaz. El trabajo es suyo. No, no hace falta que nos demos un apretón de manos. Noooo, no me abrace. Agh. Ya está. Ufff.
– ¡Uruk, uruk!
– Perfecto pues. Preséntese mañana por la mañana con un traje en condiciones, y sin esa espada oxidada. Ah, y le daremos un móvil.
– ¡Ugrrrrr! ¡Es usted muy amable doctor Saruman!
– Lo sé. Aquí en Middle-Earth Corporation hacemos las cosas bien hechas.