Vivimos en el siglo de las contraseñas, de los passwords. La contraseña lo es todo: es la clave que nos permite acceder a nuestro buzón de correo, cuenta de servidor, tarjeta de crédito, buzón de mensajes… dígitos que se almacenan en nuestra memoria, digitos importantísimos, cadenas ASCII sin las cuales el entero sistema se caería.
Las contraseñas son un símbolo de privacidad, una defensa de lo propio, algo íntimo, algo que deberíamos llevar sujeto siempre, y no olvidarlo jamás. Pero a veces ocurre que no logramos recordar. O que la contraseña nos sea robada con mil astucias.
Tenemos un etc/passwd
en el fondo de nuestro corazón. Contraseñas familiares, contraseñas demasiado breves y sencillas: fáciles de adivinar, de robar, de conquistar. Si alguien las obtiene, gana acceso a nuestro ser, a nuestra identidad. Y estamos sin defensas.
¿Perdemos privilegios de usuario en el servidor de la vida? ¿Nos hacemos más vulnerables? Sin duda más visibles.
Quizá valga la pena correr ese riesgo…
chmod 666 etc/passwd